El Movimiento del
15 de mayo continúa movilizándose para que la clase política escuche a los
ciudadanos. Encuentra su legitimidad en la suma apoyos, el carácter social y
pacífico de sus reivindicaciones y su influencia internacional. Llegar a objetivos
comunes y mejorar aspectos como la coordinación y la comunicación resultará
esencial en la consecución de sus propósitos.
El 15-M en la Plaza del Sol. Ángel Navarrete. |
Han pasado nueve meses desde que
el 15-M se manifestara en Sol con una serie de protestas pacíficas para promover una democracia más participativa, una auténtica división de
poderes, así como el fin del bipartidismo
y del dominio de bancos y corporaciones. Este movimiento social surge como
respuesta a la crisis económica y está formado por individuos u organizaciones
con reclamaciones socio-políticas que tienen como finalidad el cambio social.
Busca el interés general, intenta lograr objetivos comunes y se distingue de
los movimientos cívicos en que éstos tienen un fin limitado.
El carácter legítimo del 15-M se
encuentra dentro y fuera del movimiento; dentro y fuera de España. Sus
participantes se reúnen de forma libre y pacífica, por lo que no amenazan el
orden público. Su validez se refleja en que ejerce el derecho de manifestación,
recogido por la Constitución Española. No puede considerarse un movimiento
injusto, ya que se atiene a los objetivos colectivos de la sociedad y
reivindica sus derechos. Su eficacia reside en el seguimiento de gran parte de
la población, dentro y fuera de las fronteras españolas, sin importar la edad
ni –cada vez menos- la clase social.
La teoría
política distingue entre la legitimidad de origen y la de ejercicio y, según
Ramón Cotarelo, catedrático de Ciencias Políticas, el 15-M posee las dos. “La
legitimidad de origen se la da el mismo sistema democrático que el movimiento
critica, ya que este es el ejercicio de diversos derechos políticos amparados y
garantizados por el poder. La legitimidad de ejercicio se la gana día a día al
ser un movimiento legal que no incurre en ilícito alguno dado su carácter
pacífico”.
El 15-M se declara apartidista y
pacífico. Comenzó a organizarse tras el establecimiento de centenares de
acampadas en las plazas de la mayoría de las ciudades españolas, así como otras
creadas por españoles en ciudades de todo el mundo. No tiene líder y se
organiza a través de asambleas populares abiertas celebradas en
plazas o parques y está estructurado en diversas comisiones y grupos de trabajo.
En la cultura
occidental existe la creencia mayoritaria de que el sistema de democracia
participativa es la forma suprema de democracia. Este movimiento denuncia que
después de elegir a un representante los ciudadanos pierden su voz y la
capacidad de presentar ideas o proyectos propios. Las asambleas intentan
avanzar hacia un modelo de democracia directa con una participación activa de
la sociedad y una toma de decisiones consensuadas. El consenso consiste en un
proceso de toma de decisiones en grupo, en el que tengan cabida los
conocimientos y preocupaciones de todas las personas. El grupo se compromete a
encontrar la solución con la que todo el mundo esté de acuerdo para no caer en
la apatía política y para poder llegar a soluciones más justas.
Existe una
ausencia de cauces o medios por parte del sistema democrático para tratar con
el movimiento. Según Cotarelo, la clase política se aferra a la idea de que en
democracia sólo cuentan las urnas, y trata al 15-M como a un problema de orden
público y no de naturaleza política. Un error porque, según afirma, el
movimiento indignado toma nuevas formas que podrían acabar en casos de
desobediencia civil que afectasen a la convivencia ciudadana. Esquerra
Republicana de Catalunya propuso hace unos meses el nombramiento de una
subcomisión que debatiera sobre las propuestas de los indignados y los
escuchara, dado el apoyo social de algunas de sus propuestas. Sin embargo, tras
la negativa de respaldo del Grupo Popular, la propuesta fue retirada.
Del 16 al 22 de
mayo, con el desalojo de la plaza de Sol, la protesta logró que los ciudadanos
se sintieran identificados con sus reivindicaciones. En un país como España,
poco dado a las grandes movilizaciones, la indignación se apoderaba no sólo de
los jóvenes sino de amplios sectores de la sociedad española con objetivos
comunes. Los medios internacionales comenzaron a hablar de los manifestantes y
una sensación de esperanza y un deseo reivindicativo nacía no sólo en España
sino entre los españoles residentes en otros lugares del mundo, así como en
muchas ciudades de Europa y Estados Unidos.
En una
sociedad, el deseo de libertad y justicia consigue imponerse cuando deja de ser
individual y encuentra apoyos que lo fortalecen contra los obstáculos. En un
primer momento, parecía que el movimiento iba a lograr que se tuvieran en
cuenta sus propuestas. Sin embargo, surgieron problemas que empañaron la imagen
de los manifestantes y amenazaron su legitimidad. Quedaba un largo camino por
andar.
A comienzos de junio, las
comisiones del 15-M advertían de los problemas de seguridad
y de salubridad. Los indignados comenzaron a pensar que el campamento de Sol ya
había cumplido su cometido y que era el momento de encauzar el movimiento desde
otra perspectiva. "No considero que vaya a perjudicar al movimiento, pero
hay que centrarse en el objetivo de cambiar la realidad política", explicaba
Fabio Cortese, de Juventud Sin Futuro.
En medio del
triunfo inicial, algunos de los integrantes de la protesta intentaron convertir
al movimiento en un grupo con una ideología concreta. Las Asambleas Generales
de distintas ciudades españolas tuvieron que desvincularse del “Partido
ciudadanos del movimiento 15-M”. Según el movimiento, dado su carácter apartidista,
la creación de este partido había sido rechazada varias veces en asamblea.
El 15-M sufría
varias fisuras. La pérdida de popularidad debida al paso del tiempo se unía a
la mala imagen de los últimos días del campamento de Sol. Los ciudadanos
comenzaban a desconfiar de su apoliticidad. El trabajo de los indignados
continuaba.
Un Estado es legítimo
si en él existe un consenso entre los miembros de la comunidad para aceptar la
autoridad vigente sin que ésta tenga que recurrir a la fuerza. En mayo, el
'Diario del Pueblo' en China destacaba lo pacífico y participativo de
las protestas, donde los manifestantes mostraron “responsabilidad pese
a su disconformidad con el sistema”. Pese a las intenciones pacíficas del 15-M,
desde sus inicios se han sucedido los encontronazos con la policía.
En la manifestación del
15 de mayo fueron detenidos 19 manifestantes. Un profesor y periodista
denunciaba en la revista RollingStone el abuso de autoridad y la agresión de un
policía secreta que se hacía pasar por un manifestante. Afirmaba que los policías se inventaron los
cargos de desacato a la autoridad e intento de agresión. Otro hecho denunciado
por los manifestantes de Sol fue el comportamiento violento de policías que se
hacían pasar por indignados y desvirtuaban así la imagen del 15-M.
El fin de semana del 22 de mayo, fecha
de las elecciones municipales y autonómicas, la Junta Electoral Central
prohibió las concentraciones y manifestaciones. El ministro del Interior se
acogió al hecho de que la Junta electoral no ordenaba el desalojo en su
resolución, y decidió esperar.
"La policía está para solucionar problemas, no para crearlos y actuará con
inteligencia" dijo el entonces Ministro del Interior Pérez Rubalcaba. El
brutal desalojo de la Plaza de Cataluña, ordenada días después por el consejero
de interior de la Generalitat, le daba la razón.
El 27 de mayo los Mossos d'Esquadra desalojaron en la Plaza de Catalunya a los acampados
alegando motivos de ‘higiene'. Según el diario Público, la plaza fue invadida por dos helicópteros y decenas de furgones policiales que
rodearon la plaza y crearon un blindaje para imposibilitar la entrada. Los equipos de limpieza
retiraron objetos susceptibles de ser utilizados en caso de que se produjeran
disturbios tras la final de la Liga de
Campeones entre el FC Barcelona y el Manchester United. Entre los
delitos denunciados por 56 indignados había lesiones, detención ilegal, amenazas, apropiación indebida y
prevaricación. La clase política manifestó su apoyo unánime a los cargos
políticos y policiales imputados.
Ante el Parlamento catalán, un total de 45 personas fueron atendidas en
junio por heridas de carácter leve, la mayoría por contusiones, en los enfrentamientos entre
'indignados' y policía a las puertas del Parlamento catalán. Los promotores del
15-M se desvincularon de estas actuaciones.
Una veintena de heridos leves fue el balance de las cargas policiales que
se produjeron en agosto frente a la sede del Ministerio del Interior en Madrid.
Más
de veinte furgonetas de la Unidad de Intervención Policial aparecieron cuando
los congregados se acercaron al edificio para colocar un cartel que rezaba
"Islandia es el ejemplo". Según fuentes policiales, la carga se había
iniciado después de que algunos manifestantes se enfrentasen con un guardia civil que retiró el cartel. Desde el
15-M aseguraron que la carga policial fue "violenta e injustificada" y se quejaron de que el
operativo policial compuesto por 14 furgones cortó el paso a una ambulancia que
intentaba socorrer a un manifestante que sangraba por la cabeza al ser golpeado
por un policía.
En diciembre la Policía Nacional
desalojó a primera hora de la mañana el Hotel Madrid, ubicado en la calle
Carretas de la capital y que llevaba ocupado por medio centedar de "indignados" desde la jornada de movilización global del 15 de octubre. .
El hotel estaba siendo utilizado para albergar a personas desahuciadas. Tras el
desalojo, la Policía detuvo a 10 de los ocupantes del edificio. También se evacuaron las plantas
ocupadas del Teatro Albéniz, aledañas al hotel y el mercado de la calle
Montamarta de San Blas, que había sido ocupado por la asamblea del
15-M del barrio. Estas “okupaciones” no contaron con el apoyo de todos los
integrantes del movimiento y algunos se quejaban de que la ocupación del hotel
se había llevado a cabo al margen del consenso de Sol.
Una pregunta
que muchos se hacen es si el movimiento recuperará la neutralidad y popularidad
que lo caracterizaron en sus primeros días o si, por el contrario, acabará
convirtiéndose en un fenómeno de grupo. La búsqueda de un consenso se hace
imprescindible en la continuidad del movimiento. Del proceso deliberativo en
las redes se pasa al cara a cara en las asambleas y desaparecen las barreras
espacio-temporales. El 15-M surgió a través del grupo de discusión “Plataforma
de coordinación de grupos pro-movilización ciudadana” mediante la cual se llevó
a cabo la preparación y coordinación de acciones comunes. Estos ciudadanos
disconformes con el actual sistema político y económico actúan de forma
individual pero algunos también forman parte de plataformas ciudadanas, foros,
blogs, o páginas y grupos de las redes sociales. Así surgieron las reuniones
virtuales para coordinar las acampadas en España.
Una de estas
plataformas fue ¡Democracia Real YA!,
una de las organizaciones convocantes a la manifestación del 15 de mayo que apoya las
acampadas que se organizaron a continuación, si bien no las convocó. Agrupa
sobre todo a personas individuales, pero también a unas 200 asociaciones como
NoLesVotes, Plataforma de Afectados por la
Hipoteca,
Asociación Nacional de Desempleados, Juventud Sin Futuro, Attac España,
Estado del Malestar y SpanishRevolution . Además de la plataforma No les votes, que pretendía que los
ciudadanos se informaran sobre los partidos minoritarios como alternativa al
bipartidismo, surgieron otras que animaban a ejercer el voto nulo o el voto en
blanco. Esto generó controversia entre los que consideraban que el movimiento
del 15-M no debía decir a los ciudadanos a qué partido votar y porque alguna de
estas alternativas fueron consideradas antidemocráticas.
Los indignados denuncian la existencia
de un veto en estas redes de comunicación.
Jesús García, activista del 15-M, denuncia en Youtube como en ocasiones
los videos que ha colgado en internet desaparecen horas más tarde. “Las redes
sociales están totalmente controladas en los servidores, en twitter es más
difícil vetar”, afirma. Durante el desalojo de la acampada de Barcelona, las
muestras de apoyo y de movilización a través de twitter fueron notorias, y la #acampadabcn uno de los trending topics
del día.
Según Julio Anguita, “Los
mejores editoriales, las más incisivas crónicas, los más claros análisis y los
juicios más justos no se hacen ahora en los medios, casi siempre mediatizados,
sino en las calles y plazas de España”. Durante
los primeros días de la movilización, la cobertura de los medios españoles fue
tímida pero pronto dejaron a un lado el silencio informativo y fueron
conscientes de la cobertura de los medios internacionales y de la capacidad de
los ciudadanos para hacer pública la noticia con cámaras y móviles en la calle.
José Luis Sampedro
lanzó un mensaje a los indignados: “los medios oficiales no se van a volcar con
vosotros y encontraréis muchos obstáculos en el camino, pero está en juego
vuestro futuro”. Los periodistas Pepa González y Kike Álvarez pusieron en funcionamiento
la página web www.soltv.tv en la que los usuarios podían seguir las
manifestaciones. Prueba del seguimiento de las concentraciones y del interés de
los internautas fueron los casi diez millones de visitas generadas en 136
horas.
En una situación de
crisis económica como la actual, luchar contra la desinformación es más
importante que nunca. El mundo del Periodismo debe recordar su carácter de
servicio público y comenzar a explicar los temas sociales problemáticos de
manera sencilla y comprensible, así como sus causas y consecuencias. Los
ciudadanos cuentan hoy con herramientas sofisticadas para trasladar una
realidad que los medios no cubren como deberían. Hartos de esta situación, los
indignados españoles, a través de sus asambleas, lanzaron el pasado viernes el
periódico gratuito Madrid 15M para
“romper el control social que se ejerce a través de los medios de masas”.
El 15-M dio el
pistoletazo de salida pero son muchos los movimientos que se han alzado en
países democráticos como Estados Unidos, Grecia, Gran Bretaña y Bélgica, en
busca de cambios económicos y políticos.
España ha sido su ejemplo e inspiración ya que, dado el carácter mundial
de la crisis, estos movimientos recogen reivindicaciones compartidas. Crece la
legitimidad del movimiento.
En Bruselas, los
indignados españoles -trabajadores pero sobre todo estudiantes- se sumaron a
las protestas en apoyo a los manifestantes de Sol y consiguieron que los belgas
se unieran al movimiento. Diez días después de que se iniciara la “Spanish Revolution”
7.000 griegos se concentraban en la plaza Sintagma de Atenas. La protesta se
producía el mismo día en el que un grupo de expertos de la Unión Europea (UE) y
del Fondo Monetario Internacional (FMI) se reunía para negociar el nuevo plan
de privatizaciones y medidas de austeridad.
Occupy London surge como una protesta pacífica en contra de la desigualdad económica, la falta de accesibilidad a la vivienda en el Reino Unido, la injusticia social, la avaricia corporativa y la influencia de las empresas y grupos de presión sobre el gobierno londinense. En octubre establecieron dos
campamentos en el centro de Londres. La policía londinense equipara a sus miembros
con Al Qaeda
y las FARC. En un documento titulado
"Puesta al día sobre terrorismo y extremismo para la comunidad financiera
de la Ciudad de Londres", las autoridades incluyen a los 'indignados' en
el capítulo de "amenazas domésticas". Occupy London respondió en un comunicado que "el
activismo no es un delito, y el deseo de participar en el proceso democrático
no debería preocupar a la policía en una sociedad libre". Sus
protestas comenzaron en solidaridad con Occupy Wall Street en Nueva York. El movimiento
norteamericano mantuvo ocupado el Zuccotti Park de Lower Manhattan en Nueva York.
Esta protesta se dirige contra el poder de las empresas y las evasiones fiscales
sistemáticas del 1% más rico. El 27 de septiembre hubo protestas en 52
ciudades, entre ellas Boston, San Francisco, Los ángeles, Portland y Chicago.
A principios de
octubre, alrededor de un centenar de indignados procedentes de España
llegaron a Bruselas tras dos meses y medio de marcha y una semana antes
de la primera gran jornada de movilización internacional del
movimiento. Fueron 48 los primeros detenidos y los problemas entre los
acampados y las autoridades se sucedieron. El 15 de octubre, la indignación
global se extendió por más de 900 ciudades de los cinco continentes. Casi medio
millar de indignados llegados de otros países secundaron la protesta en
Bruselas. El diario El Mundo
publicaba cómo el movimiento 15-M había mostrado la fuerza de los días de mayo
y su símbolo, la Puerta del Sol, se convertía en el espejo de una protesta de
miles de ciudadanos en unas 80 localidades españolas.
El 15-O en Bruselas. Sebastian Pirlet/ Reuters. |
Indignados el Barcelona el 15-O. Joan Cortadellas. |
Nueva York el 15-O. John Minchillo/AP. |
Han sido numerosas las
muestras de apoyo realizadas por distintas personalidades. Lo han hecho a
través de comunicados, de libros, o incluso con su presencia en alguna
asamblea. “Pensad que hay mucha gente que se acuerda de vosotros, aunque creáis
que estáis solos” fue el mensaje que lanzó Eduard Punset en una asamblea “indignada”.
Además, se redactó un manifiesto de apoyo a las movilizaciones por la
democracia desde las universidades y los centros de investigación. Después de
la influencia internacional de libros como “¡Indignaos!”
y “¡Comprometeos!” surgieron otros
como “Reacciona” para llamar a los
ciudadanos a convertirse en actores del cambio. Serán los propios miembros del
15-M los que también publicarán libros sobre el movimiento y la realidad
política, económica y social española.
Entre los más mayores, aparecen
los llamados “yayoflautas”, personas de mediana y tercera de edad que, con este
nombre, tratan de evidenciar que las protestas vienen desde amplios sectores de
la sociedad. Piden mejorar la situación actual y dejar un futuro mejor a sus
hijos. Tomaron la sucursal del Banco Santander en el Paseo de Gracia de
Barcelona como testigo de su protesta. En el centro de atención primaria (CAP)
de Rambla Marina, en L’Hospitalet de Llobregat, otros ancianos se instalaron en
agosto como protesta desde que el
Departamento de Salud decidiera cerrarlo.
Los sectores
sociales más desfavorecidos, entre ellos los desahuciados, han encontrado en el
15-M un gran apoyo. Luis Domínguez Quintana, de 74 años, con una minusvalía
reconocida del 65% y con dos años sin hacer frente al pago de su hipoteca, vio
aplazado su segundo intento de desahucio a principios de enero. El primer intento de desahucio fue paralizado
gracias a la ayuda del 15-M y de la Plataforma de Afectado por la Hipoteca
(PAH). El abogado de la plataforma presentó a las autoridades judiciales unos
informes médicos con los que se consiguió paralizar el alzamiento.
En la víspera
del 20-N, los indignados pidieron a los partidos que se presentaban a las
elecciones que respetasen al conjunto de asambleas populares, y tuvieran
“especial cuidado” a la hora de relacionar sus propuestas y programas con el
trabajo elaborado por los indignados. Algunos partidos así lo hicieron,
mientras otros se limitaron a desprestigiar la imagen de los indignados. El
PSOE incluyó algunas de las peticiones de los indignados en su programa electoral como la dación de pago -que supone que la entrega del bien hipotecado baste para
saldar la deuda- para quienes compren una casa a partir de ahora, pero los
indignados centran sus protestas en quienes adquirieron su piso durante el boom
inmobiliario y ahora no pueden pagarlo. “Es cierto que debemos hacer más, pero
no hay ni un solo miembro del PSOE que haya insultado a este movimiento”,
concluía Caldera.
“No nos han
influido, nosotros ya defendíamos sus reivindicaciones en 2007”, afirmaba
Carlos Martínez Gorriarán, número dos de UPyD en Madrid, que diferencia entre las “utopías” del movimiento social “como
intentar implantar asambleas que busquen la unanimidad” y el trabajo de los
políticos. “Han supuesto un verdadero terremoto”, explicaba Ramón Luque,
responsable de política electoral de IU. Su partido lleva años peleando por la
dación de pago o un cambio en la ley electoral que la haga más representativa. "Sus peticiones no nos son ajenas, algunos ya llevábamos indignados
bastante tiempo”, añadía.
El expresidente
popular José María Aznar calificó al 15-M en octubre de "extrema izquierda marginal" . El secretario nacional de Comunicación de ese
partido, Carlos Floriano, cree que el inicio del 15-M “fue una llamada de atención a
todos los partidos” aunque su evolución, opina, apela más a las formaciones de
izquierdas que a la suya. Destaca la declaración de Carmen Fúnez, senadora del PP por la provincia de Ciudad Real que
comentó que " hasta los indignados se quedan en paro. Es así. Bueno, esos
no es que estén en paro, es que no les gusta trabajar, fundamentalmente, pero eso
ya es distinto”.
El actual
ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz anunciaba en enero lo que muchos
medios consideraron un aviso a los indignados. “Vivimos y vamos
a vivir momentos complicados que van a requerir de mucha mano izquierda, mucho
diálogo y de voluntad de entendimiento. Voy a defender los derechos de reunión
y manifestación, pero en el marco de la ley para que sean compatibles con
otros, como que los ciudadanos puedan transitar por la calle con tranquilidad
(…) La paz social tiene un valor especial en este momento y en los que van a
venir” afirmó.
Un artículo reciente,
aparecido en la publicación Current Directions in Psuchological Science, editada por la Association for
Psychological Science de Estados Unidos, desvela las condiciones que determinan
la tendencia de los individuos a defender su status quo, aunque éste no
les merezca la pena. La idea consiste en que podemos cambiar el mundo si
tenemos la valentía de ver las cosas como son. Esta tendencia humana a proteger
los sistemas ha sido descrita en el marco de la llamada “Teoría de
justificación del sistema” de la
psicología social. La SJT propone que la gente tiende a afanarse por defender y
sostener su situación, esto es, por verla como buena, legítima y deseable,
aunque no lo sea.
Los investigadores Kay
y Friesen afirman que, aunque la gente no justifica sus sistemas sociales
siempre, sí que hay una mayor propensión a hacerlo en circunstancias como la
amenaza del sistema, la dependencia del sistema, la imposibilidad de escapar al
sistema, y un escaso control personal. Un ejemplo es el de los atentados de las Torres Gemelas de Nueva York , el 11 de septiembre de 2001. Las
valoraciones de las encuestas populares sobre el entonces presidente de Estados
Unidos George W. Bush, estaban por los suelos pero cuando los aviones se estrellaron
contra el World Trade Center, enseguida aumentaron las valoraciones sobre el
presidente.
Un total de cinco estudios realizados por la Asociación Americana de
Psicología (APA), sugiere que los individuos que ignoran asuntos como el cambio
climático y la crisis económica depositan más su confianza en que los Gobiernos
sabrán encontrar soluciones a estos problemas. “Se
evita aprender más sobre la situación, para así poder seguir confiando
ciegamente en la labor Gobierno", comenta Kay.
Entre el
pueblo estadounidense un sondeo realizado en noviembre por la Universidad de
Massachusetts y el diario Boston Herald entre 1005 adultos mostró que un 35% tiene
una impresión favorable sobre el movimiento que inició en la ciudad de Nueva
York y ganó apoyo mundial. Sólo 16% dijeron lo mismo de Wall Street y las
corporaciones grandes.
Según una encuesta de Metroscopia
para El país publicada en agosto, un
73% de los españoles consideraba que los participantes en las movilizaciones
del 15-M tienen “básicamente razón”. Entre los votantes socialistas ese
porcentaje es todavía superior (79%), mientras que en el electorado del Partido
Popular el grado de comprensión es del (55%). En junio una encuesta de
Metroscopia identificaba como las dos
peticiones más apoyadas (con el 89%) que los delitos de corrupción no
prescriban y que las grandes empresas no puedan hacer despidos colectivos
mientras tengan beneficios. Las siguientes medidas más apoyadas se refieren a
la posibilidad de que los bancos devuelvan el dinero público que han recibido
para solventar su crisis, el establecimiento de la dación hipotecaria, que no
se socorra a los bancos, que las viviendas vacías se ofrezcan como alquileres a
los jóvenes y que exista una banca pública. Un 68% apoya que haya mayor control
público sobre la economía para defender los intereses colectivos.
En las
agitaciones sociales, es un grupo social el que conciencia al resto de los
ciudadanos. En el caso de la crisis, esto se produce cuando sus efectos
negativos afectan a casi toda la sociedad. Los indignados lucharon entonces, y
lo hacen todavía, por conseguir cambios que se traduzcan en mejoras sociales. Rajoy
se ha comprometido a aprobar en el primer trimestre de 2012 la Ley de
transparencia y acceso a la información y ha prometido impulsar la subcomisión
para el estudio de la dación en pago, ambas son propuestas del 15-M. Pero la
situación de los españoles, lejos de mejorar, empeora. Según el Ministerio de
Empleo y Seguridad Social, el total de desempleados al acabar 2011 se
situó en 4.422.359, lo que supone 322.286 parados más que un año antes
-un 7,86%-. El paro llega así a su nivel anual más alto desde 1996. El paro juvenil se estima en un 48%, una
cifra que dobla la media europea, algo que resulta contradictorio si tenemos en
cuenta que los jóvenes de nuestros días son los mejores preparados.
Entre los
logros principales del movimiento de Sol está sobre todo la recuperación de la conciencia
crítica de gran parte de la sociedad, algo que lo convierte en un
acontecimiento de relevancia histórica. Pero el 15-M tendrá que hacer frente a
varios obstáculos para asegurar su supervivencia. El gobierno no apoyará la
reivindicación de crear un sistema nuevo y diferente. La Policía seguirá
utilizando mecanismos como las multas y las detenciones para evitar el
desorden. Otro peligro consiste en que los medios de comunicación no respalden
sus iniciativas y empeoren su imagen pública a través del retrato individual
como modo de desprestigio. Deberá hacer frente a la atribución de valores
negativos como la violencia o la utopía por parte de los políticos.
En una autocrítica, algunos de sus miembros
consideran que hacer muchas manifestaciones con motivos diversos resulta
perjudicial para el movimiento. El establecimiento de metas
concretas, alcanzables -aunque no sean ambiciosas en un principio- favorecerá
su imagen de eficacia. Deberán rechazar acciones que no cuenten con el consenso
de las asambleas, así como desvincularse de cualquier acontecimiento que vaya
en contra de los principios del 15-M -como los actos violentos o la creación de
partidos políticos- y ponga en riesgo su imagen pacífica y apolítica. Para
ello, será necesario desarrollar su capacidad comunicativa y de cohesión interna
a través de las redes sociales y de iniciativas como el periódico gratuito Madrid 15M. Resulta importante
comprender que el objetivo comunicativo principal de la acción de este
movimiento no es la clase política o económica, sino la sociedad española y el
desarrollo de su conciencia crítica.
El pasado 28 de enero tuvo lugar la reunión global
para planificar las acciones de mayo de 2012 que pretenden ser una nueva
movilización global de protesta. Después de un año, será en estas acciones en
las que el Movimiento 15-M, junto a los indignados de todo el mundo, demostrará
si ha mejorado su organización y su capacidad comunicativa y si mantiene la
legitimidad social que lo caracteriza, dentro y fuera.
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