domingo, 12 de febrero de 2012

CRISIS GUBERNAMENTAL Y DE UNIDAD DE LA UNIÓN EUROPEA

ARTÍCULO


Europa | Unión Europea




A raíz de la Crisis Económica, que comenzó en el año 2007-2008, se ha experimentado un vacío de poder en la Unión Europea. Existe una falta de cohesión política y, como consecuencia, una ausencia de toma de decisiones, lo que genera una institución incapaz de gestionar la crisis.

La crisis económica ha dejado al descubierto los problemas y flaquezas de la Unión Europea. La Institución considerada, hasta el momento, como un modelo de integración regional en el que reinaba la prosperidad y el consenso, ha degenerado en un caos del que nadie se hace cargo. El complejo proceso de toma de decisiones y la falta de integración política son factores que han generado una crisis gubernamental e institucional que se pone de manifiesto en cada paso que se da en la Unión Europea, y que no se da.  

La demora para aprobar el plan de acción económico o la nula eficacia del Tratado de Lisboa son solo algunos de los ejemplos.  Ha quedado de manifiesto que los temas legislados por el Tratado de Lisboa, que entró en vigor en 2009, son temas irrelevantes, ya que a la hora de bandear la crisis económica, existe un vacío de normas y una ausencia de instituciones europeas con competencias suficientes para afrontarla. Las dudas sobre la eficacia, y los hechos constatados de la misma, hacen que sectores conservadores británicos pidan el referéndum para votar sobre su permanencia en la UE. Como señala el corresponsal de Asuntos Económicos de la BBC, Andrew Walker: “la crisis del euro subraya lo difícil que es compartir una moneda si no tienen integradas sus instituciones financieras”.




Nuevos líderes en la UE

Angela Merkel, Nicolas Sarkozy y José Manuel Durão Barroso

En una crisis gubernamental y de liderazgo como la que se vive en el seno de la Unión Europea, dos presidentes han despuntado como líderes indiscutibles: la canciller alemana, Angela Merkel, y del Presidente francés, Nicolas Sarkozy.  Siendo, así mismo, los países con más poder en la Eurozona. Hay que tener en cuenta a Reino Unido pero, el hecho de que se encuentre fuera de la zona Euro, hace que su poder en el seno de los 27 no tenga el alcance total. Los dos líderes europeos han llevado a cabo múltiples reuniones en las que el objetivo principal ha sido la exigencia a los países para aprobar leyes que exijan un equilibrio presupuestario. De esta forma, se intenta conseguir una fuerte integración económica que se traduzca en una mayor unión política. En relación a ésta unión política, la analista Kristina Kausch, del centro de estudios FRIDE apunta: “Los políticos quieren las ventajas de la unión política sin las desventajas, como por ejemplo, la pérdida de competencias”.

Otro frente que se abre en la Unión concierne a los países no pertenecientes a la Eurozona. David Cameron, presidente británico, pidió en numerosas ocasiones que las decisiones que tomasen los 17 países del Euro, fueran consultadas también con los países fuera de la zona euro y tomados en cuenta sus intereses. En este sentido se abre una brecha entre las dos zonas y quedan delimitadas como Zona Euro y Zona No Euro. Las diferencias entre ambas zonas quedaron puestas de manifiesto en las declaraciones que el presidente francés, Nicolas Sarkozy, hizo en relación a las peticiones de Cameron: “Estamos hartos de tus críticas y de que nos digas lo que tenemos que hacer. Dices que nos aborreces y ahora quieres inmiscuirte en nuestras reuniones”. Los diez países fuera del Euro no quieren verse desplazados y en un segundo plano dentro de la Unión.

El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durão Barroso, declaró que defendería firmemente la integridad del mercado único y la integridad de la moneda única y puntualizó: “La UE en su totalidad y la zona euro están juntas y no deben dividirse”.

Los avances en economía se han perfilado en las diferentes reuniones entre el núcleo duro formado por Francia y Alemania. Entre las medidas puestas en marcha se encuentra el equilibrio presupuestario, dependiente de las Constituciones de cada país (España modificó su constitución para incluir una cláusula en este sentido). Otra de las medidas es la inclusión de una tasa a las transacciones financieras y un impuesto común de sociedades.

Los problemas de la Unión Europea no se quedan solo en la institución sino que afectan a las relaciones con los países del resto del mundo. La política exterior de la UE también se resiente. El 31 de Octubre de 2011, los 27 tuvieron que votar el ingreso de Palestina en la UNESCO. Tres fueron las posturas ante esta tesitura: a favor, en contra y abstención. Queda puesto de manifiesto la desunión europea. Palestina es un pilar en el que la UE lleva años invirtiendo millones de euros y de esfuerzos diplomáticos.

Para intentar maquillar la situación de ruptura de consenso ante esta cuestión, los 27 se agarraron a la posición oficial de que israelíes y palestinos deben negociar para finalizar el conflicto en 2013. Pero a la hora de tomar la decisión se vieron las diferentes posturas reales. Austria, Bélgica, Chipre, Eslovenia, España, Finlandia, Francia, Grecia, Irlanda, Luxemburgo y Malta, votaron a favor de la admisión de Palestina en la Unesco. Alemania, Lituania, Países Bajos, República Checa y Suecia, votaron en contra. Y se abstuvieron: Bulgaria, Dinamarca, Eslovaquia, Estonia, Hungría, Italia, Letonia, Polonia, Portugal, Reino Unido y Rumanía.

Esta votación es el ejemplo claro de lo complicado que es realizar una política exterior común en un grupo tan diverso como es la Unión Europea. Catherine Ashton, alta representante para la Política Exterior de la UE, declaró que hay varios problemas estructurales básicos para mantener un frente común en los 27. Despuntan tres países, dentro de la UE, con fuerza en cuanto a política exterior: Alemania, Francia y Reino Unido. Pero, como se puso de manifiesto, sus posturas en terreno exterior tampoco no están consensuadas.

Para solucionar este punto flaco de la UE, se creó el Servicio Europeo de Acción Exterior (SEAE), pensado como eje central de la diplomacia Europea. El problema es que para su puesta en marcha son necesario fondos millonarios que ni la Comisión ni los Gobiernos ven viables. Por ello, el SEASE no ha llegado a ser operativo. Es una muestra más de la ineficacia de las instituciones europeas.

La crisis económica y política se cierne también sobre el futuro de la ampliación europea. Un dato es el bajo porcentaje de participación en el referéndum de entrada de Croacia, solo un 43% de sus electores votaron aunque el resultado fue el sí. De la lista de los ocho países posibles para entrar en la UE, solo Islandia tiene posibilidades reales de poder pertenecer. Debido al hundimiento de su sistema bancario en 2008, Islandia ha tenido que refugiarse en la UE como punto de estabilidad.

En las numerosas reuniones de Merkel y Sarkozy, la palabra “crecimiento” se está incluyendo a su discurso de la crisis. Junto al empleo, son las preocupaciones que hoy en día tienen los líderes europeos. Merkel y Sarkozy trabajaron de manera conjunta para que los pactos, hacia la unión fiscal, prosperasen. Los mandatarios aseguraron que, como tarde, el 1 de marzo estaría lista la reforma fiscal. También se propone la introducción de un impuesto sobre las transacciones financieras solo para la Eurozona.

El segundo pilar, para el crecimiento económico de la Unión Europea, es la creación de trabajo. El acuerdo alcanzado por los líderes europeos a finales de 2011, ponía demasiado énfasis en la austeridad presupuestaria e ignoraba la recesión y el aumento del paro que afecta sobre todo  los socios sureños de la UE.

Para la creación de empleo en 2012, los mandatarios proponen que se realice un estudio de los mercados laborales de todos los países europeos, así hacer un balance de los éxitos y errores de cada uno. De esta forma afirma Merkel: “poder aprender de las cosas bien hechas”. Para que pueda tener consecución, quieren apoyar a las pequeñas y medianas empresas.

Entre tanto, Grecia sigue en la situación en la que desembocó tras la crisis económica y sigue siendo centro de las conversaciones de los líderes europeos. Merkel y Sarkozy quieren evitar que Grecia llegue a la bancarrota. Aun así, se cuestiona la capacidad de Grecia para hacer frente a su deuda con los acuerdos actuales. El FMI no cree que la quita pactada con los acreedores privados baste para sanear las cuentas griegas.

Llegados a este punto, la crisis institucional de la UE sigue siendo visible. Las medidas insuficientes y pocas. La gente sigue viendo que las decisiones no sirven para mejorar su situación. Es palpable que no se está solucionando de forma determinante ningún aspecto pero se están dando pequeños pasos, como los comentados.

Ya nadie pone en duda el liderazgo de Alemania y Francia en la Eurozona. Aunque el grupo de Euroescépticos sigue actuando, de alguna forma, como presión a las decisiones tomadas por la Eurozona.

En la próxima Cumbre Europea, Merkel y Sarkozy, propondrán un tratado para el crecimiento y la competitividad, como medida para combatir el paro juvenil. Este tratado sancionará a los países de la moneda única que no incluyan en sus Constituciones o normas similares el pacto fiscal, llamado “regla de oro”.

Pacto Fiscal

Pero, ¿en qué consiste el pacto fiscal? Se trata del último intento de la UE para recuperar la confianza de los mercados en las finanzas públicas, sobre todo de los países del Euro. Propone sanciones de hasta el 0.1% del PIB para los países que no cumplan con un techo del 0.5% del déficit estructural. Los países que no cumplan esta normal, en su Constitución, podrán ser denunciados ante el Tribunal de Justicia de la UE por otro signatario del acuerdo. Este pacto de firmará el  próximo Marzo, para que entre en vigor el 1 de Enero de 2013. Debe ser ratificado por 12 países de la eurozona. El Reino Unido ha dicho que no lo aprobará.

Pero este pacto no solo prepara sanciones para los países que no lo cumplan sino que solo los países que lo firmen y aprueben podrán acceder a las ayudas de rescate. Esto amenaza a países como Irlanda, que actualmente disfrutan de un programa de ayuda financiera proveniente del fondo de rescate. Si Irlanda no firmase el pacto fiscal podría verse en una situación de quiebra. El pacto fiscal ha sido elaborado por la Comisión Europea, el Parlamento Europeo, el Banco Central Europeo y los Estados.

En las condiciones en las que se ha elaborado este tratado, podríamos decir que es un intento de que esta medida no sea solo económica sino, también, política. Ya que concede a la Comisión un mayor protagonismo por que será la institución que impulse los procedimientos para llevar al Tribunal de La UE a los países que no cumplan con el pacto en su Constitución.
La flaqueza institucional parece ser uno de los puntos que se quieren mejorar, aunque sea con una iniciativa de carácter económico. También se quiere dar una sensación de refuerzo de la “unión” con medidas como, por ejemplo, la de juntar a los 27 en una cumbre para compartir sus experiencias en cuanto a reforma del mercado laboral y así favorecer la creación de empleo. La sensación es que esta medida, más allá de querer fomentar la creación de empleo, es una mira hacia la unión de la UE. Un intento para que los países sientan, de nuevo, a Europa como una.

Pero, a pesar de los esfuerzos por mantener una Europa unida y con las ideas consensuadas, no se consigue. Reino Unido se ha quedado aislado en su rechazo al pacto fiscal. Algunos expertos apuntan que “más que una Europa a dos velocidades, es una Europa que avanza sin Londres”. Otra vez, Reino Unido se separa de la Eurozona y marca las diferencias, pero esta vez no contaba con que se quedaría solo. Los demás países de la zona NO euro, acabaron dando el sí al pacto.

La guerra sigue su curso. Sarkozy declaraba con decepción que “el pacto no ha sido acordado por los 27 porque los amigos británicos no han querido”. El líder británico aseguró que “las condiciones del acuerdo son inaceptables para Londres”. Por si las diferencias no fueran visibles, Cameron concluyó declarando que está contento de “no estar en el Euro, una moneda común a la que su país no se va a unir nunca”.

Otra puesta en marcha para fortalecer las instituciones de la UE es dar más voz al BCE, banco central europeo, para frenar la crisis de deuda. Se acordó aportar 200.000 millones más al Fondo Monetario Internacional para ayudar a países con problemas de financiación. También han decidido que el Fondo de Rescate sea gestionado por el BCE.

Ante esta situación la canciller alemana, Angela Merkel, ha calificado el pacto de dar “muy buen resultado”. Los estados pretenden recuperar su credibilidad ante los mercados. La crisis de credibilidad es el resultado de la crisis gubernamental y de inestabilidad que se proyecta desde la UE al resto del mundo. En una situación de crisis económica, la falta de fuerza y de unión, es motivo de desconfianza. La UE no solo proyecta esas dos sensaciones sino que, en muchas cuestiones importantes (como hemos visto la cuestión del ingreso de Palestina en la UNESCO) su falta de consenso es visible. Sin embargo, con todo esto, coexiste una sensación, en los países de fuera de la UE, de querer pertenecer a ella. Para lo bueno y malo, sigue siendo una institución grande y a la que se ve que va reflotando, gracias en parte a las medidas económicas, por ello las posibilidades dentro de ella son más grandes que estando fuera.

Jaques Delors, expresidente de la CE (Comisión europea), ofreció una entrevista a La Voz de Galicia, en la que habló sobre la situación actual de la UE en comparación contra la antigua CE. Delors es uno de los artífices de la Unión Europea. En los años 80 y 90, se vivía un gran sentimiento europeísta en contraposición con lo que vivimos hoy mismo.

El expresidente considera que no hay culpables personales sino que la culpa de la situación inestable, que vive hoy la UE, es culpa de las instituciones. Acusa a Europa de no haber hecho los esfuerzos suficientes para controlar el juego de los mercados y, seguido, crear las medidas oportunas, antes de que la crisis explotara. Como causa principal de la crisis del Euro apunta a la crisis financiera. Y menciona que ésta última aún no ha acabado porque se permite que “siga intacta la ideología que la ha provocado, la que pregona que el mercado lo juzga y decide todo y que lo único importante es crear valor y la competitividad”.

Un tema cumbre, y del que se habla en la actualidad con cierta desconfianza, es el liderazgo que han asumido Merkel y Sarkozy. Jaques Delors opina que hay dos maneras de dirigir una unión de países como la UE: la forma clásica, en la que los grandes países toman las decisiones, amparados en que representan una mayoría. Y la forma comunitaria, en la que los países ceden parte de su soberanía a unas instituciones comunes que presentan propuestas, mientras que hay otros organismos, como los consejos de ministros, en los que los países cooperan y se coordinan. Con esta diferencia clara, Jaques Delors declara “siento ver cómo está ganando la partida la primera, a pesar de que cuando más éxitos ha tenido Europa ha sido cuando se ha aplicado la segunda”. Concluye sentenciando “Los padres fundadores de la UE deben estar revolviéndose en sus tumbas. Si están en el paraíso, espero que envíen a los actuales líderes al infierno”.

Uno de los protagonistas más importantes de esta crisis también ha hablado. La canciller alemana Angela Merkel, como líder de la eurozona, da una entrevista a El País en la que compara a la UE con una orquesta sinfónica. Merkel declara, en cuanto al poder que han adquirido Alemania y Francia, que “en la orquesta europea que yo me imagino no hay pueblos a cargo a los tonos suaves y otros que solo toquen el trombón de varas sino que cada pueblo está representado en cada una de las secciones instrumentales”.

Con respecto a la crisis, la canciller alemana asume que aún no se ha superado. Explica que por un lado están las dificultades actuales, que siguen requiriendo el esfuerzo de la UE, como son: el endeudamiento extremo de algunos países que conlleva elevado índice de paro y severas debilidades estructurales y, por otro lado,  está el caso específico de Grecia. Éstas son las cosas que primero se han de superar para poder enfrentarse a la más complicada: poder recuperar la confianza de los mercados.

Como soluciones a la crisis institucional que sufre la UE, Merkel declara que “se van a trasladas más competencias a la Comisión Europea, que funcionará como un Gobierno Europeo para las competencias europeas. Esto implicará un Parlamento europeo más fuerte. La segunda cámara, por así decirlo, estará constituida por el Consejo y los jefes de Gobierno. Por último, tenemos el Tribunal de Justicia de la UE como tribunal supremo. Esa podría ser la futura configuración de la unión política de Europa, eso sí, tras numerosas etapas intermedias”.

Éstas son las medidas futuras que intentará alcanzar la Unión, para poder recuperar una institución fuerte y con capacidad de gobernar como estructura supranacional.
El 7 de Febrero de 2012, el Tratado de Maastricht cumplió 20 años. El contexto no era el idóneo. Un tratado que nació como un acuerdo de unión, económico, monetario y político. Sin embargo, hoy con el Tratado de Lisboa se vive una situación en la que se intenta sostener con pinzas esa unión.

Antes de Maastricht, después de Maastricht

Para concluir, podemos hablar del cambio, a grandes rasgos, que ha habido desde el Tratado de Maastricht hasta el Tratado de Lisboa, ¿Qué ha cambiado?

Tras la Segunda Guerra Mundial, los Estados de Europa quedaron muy perjudicados, no solo por los desastres ocasionados por la guerra sino, también, por la existencia de un comunismo imperante que pretendía tener éxito en toda Europa. A raíz de esto, EEUU se erigió como protector de Europa. Esta “protección” no se vio solo en el sentido positivo sino que EEUU ejercía una presión sobre los estados para crear una unión que pudiera responder al desafío de la guerra fría. En este contexto, Europa se sumió en un sentimiento común de unión. Tanto que, uno de los padres de la UE, Konrad Adenauer, afirmó que “se sentía más europeo que alemán”.

Lo común basado en un sentimiento de intereses y de unión consiguió dar grandes pasos: Construcción de la CECA, mercado común e interior, la ciudadanía europea, la cultura, las regiones, los fondos estructurales y de cohesión, la moneda única, la política exterior común y la cooperación en asuntos de justicia e interior.

Pero, tras el Tratado de Maastricht, los tres motivos que habían impulsado todas estas creaciones, fueron los que le hicieron flojear. La Segunda Guerra Mundial ya quedaba lejos. El comunismo triunfante fue derrotado y eliminado de toda Europa. Los Estados comenzaron a ganas autonomía y creció en ellos un sentimiento de querer ser sus propios guías. Por ello, el poder que ejercía EEUU comenzó a cansar, querían recuperar del todo su soberanía.

En este contexto los frutos que se recogían de la UE eran muy diferentes a los anteriores mencionados. Se creó el Tratado de Lisboa, un tratado ineficaz, encargado de legislar los asuntos más irrelevantes y dejar al descubierto lo importante, con una palpable inutilidad de lo legislado. Las instituciones perdieron fuelle y dejaron de gobernar, para ser simples objetos ignorados.

Hoy en día, crece una actitud reticente de los Estados hacia la unidad. Crece una actitud individualista hasta llegar a la crisis económica del 2008. En este momento, las dos instituciones creadas para proteger el Euro, el BCE y el Pacto de Estabilidad, fueron ineficaces. Las medidas que se iban tomando eran insuficientes ya que los países caían en profundas crisis: Grecia, Portugal, Irlanda, España e Italia. Los Estados estaban a merced de los mercados.

Sin embargo, se atisban posibilidades de fortalecer lo que se ve hundido. Los Estados vuelcan todas sus fuerzas en mantener la unión monetaria. Es el centro de la unión. Los miembros de la eurozona saben que para ser fuertes y competentes deben mantener el Euro.

El liderazgo que ejerce Alemania, lejos de ser una fuerza en contra de la UE, es el núcleo que toda unión necesita para prosperar. Gracias a que la canciller alemana, Angela Merkel, ha cogido las riendas y la misión de unir Europa, podemos hablar de un núcleo que une a los demás.


Susana L. Cruz


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