En este análisis vamos a investigar a los países miembros de este
grupo y sus características individuales y comunes. Para este propósito hemos
dividido la investigación de forma temporal en tres etapas para tener una
visión en conjunto de su crecimiento global y sus expectativas de futuro. Con
el fin de cerciorarnos de que nuestra hipótesis se pueda cumplir recurriremos a
informes especializados, opiniones de expertos y a los documentos oficiales
resultantes de las cumbres entre los BRICs.
Por otra parte indagaremos sobre el supuesto de si la crisis pude
hacer mella en sus economías debilitando sus esperanzas de convertirse en las
futuras potencias mundiales. Tras analizar estos puntos sopesaremos si la
república Federativa del Brasil, la Federación de Rusia, la República de la
India y la República Popular
China tienen la obligación ética y moral de ayudar
al primer mundo a salir de crisis.
BRICs, crecimiento a grandes pasos
BRIC es el término que se utiliza en economía
para referirse al grupo de países compuesto por Brasil, Rusia, India
y China. En 2001, Jim O´Neill acuñó el término en su trabajo en “The World
Needs Better Economics Brics” para la consultora Goldman Sachs.
Goldman Sachs predice que el PIB conjunto de los cuatro países
superará al del G-8 formado por Estados Unidos, Japón, Reino Unido, Francia,
Alemania e Italia, antes del año 2035 y será una de las cuatro economías
dominantes por el año 2050.Estos cuatro países tienen en común varios
aspectos:
- En primer lugar, se trata de países en desarrollo, de gran tamaño
económico, peso creciente en la economía mundial y elevado potencial.
- Son todos ellos países de importancia sistémica para la economía
mundial, en cuanto que lo que sucede en sus economías nacionales tiene
repercusiones de gran calado no solo en su ámbito regional, sino también en el
global.
- Existen en todos ellos también la voluntad y la capacidad para
ejercer una influencia significativa en el gobierno de la economía
mundial.
- Una enorme población (Rusia y Brasil por encima de los cien
millones, China e India por encima de los mil millones) aproximadamente un 40%
de la población mundial.
Un enorme territorio, lo que les proporciona dimensiones estratégicas
continentales y gran cantidad de recursos naturales
- Y lo que es más importante, que en los últimos años han presentado
cifras de crecimiento de su PIB y de participación en el comercio mundial muy
elevados, lo que les hace atractivos como destino de inversiones.
El cumplimiento simultáneo de estas características otorga a estos
cuatro países una cierta coherencia, y la existencia añadida de una serie de
intereses comunes en diferentes ámbitos explica la formalización del grupo BRIC
no solo ya como simple acrónimo, sino como grupo de países cuyos Jefes de
Gobierno se reúnen periódicamente con voluntad de definir posicionamientos y
alternativas comunes.
En 2003 Jim O´Neill en su informe “El soñar con BRICs: La trayectoria
a 2050” reconoce que Brasil, Rusia, India y China han cambiado sus sistemas
políticos para abrazar el capitalismo global y en 2050 estos países igualarían
a las principales potencias económicas, Estados Unidos, Japón, Alemania, Gran
Bretaña, Francia, Canadá e Italia.
Goldman Sachs predice que China y la India serán los surtidores
globales dominantes de productos
manufacturados y servicios mientras que Brasil y Rusia llegarán
a ser semejantemente dominantes como surtidores de materias primas. Brasil es dominante
de soja y mineral de hierro mientras que Rusia tiene grandes fuentes de aceite
y gas natural. Todo esto junto con la tecnología, las materias, el trabajo,
educación, inversión extranjera y espíritu emprendedor, estos cuatro países
llegarán a ser los gigantes económicos en 2050.
En 2004 Goldman Sachs, el equipo global de la economía,
lanzó en un informe la carta recordativa de su estudio inicial de los
BRIC. Este nuevo informe lleva el análisis un paso adelante y lo enfoca
en el impacto que el crecimiento de estas cuatro economías tendrá en los mercados
mundiales. Dicho informe pronosticaba que la participación de las
economías de BRIC en el crecimiento económico mundial podría elevarse a partir
del 20% en 2003 a más del 40% en 2025. En
2025, se calcula que aproximadamente 200 millones de personas en estas
economías tendrán ingresos anuales por encima de los 25.000$. El informe
también destaca la gran ineficacia de la India en el manejo de la energía y
menciona además la dramática presentación de estos países en los mercados
globales. Estas contradicciones hacen resaltar las grandes poblaciones
existentes en los BRIC, las cuales facilitan la obtención de estas materias
primas y así poder eclipsar al G8, a pesar de que la mayoría de la población
tenga unos ingresos per cápita muy por debajo de la media de los países
industrializados de hoy.
En 2007, se publica un segundo informe de la carta recordativa en el
que revela las tendencias de crecimiento de la India en los últimos cuatro
años. Goldman Sachs afirma que "la influencia de la India en la economía
mundial será más grande y más rápida de lo que se cita en investigaciones
publicadas anteriormente sobre los BRIC.” Además predice que
el PIB de la India per cápita en dólares se cuadruplicará y su economía
superará a la de EE.UU para el 2043.
A partir de la crisis de 2008, los países BRIC parecen estar surgiendo
de la crisis económica que se vivió a nivel mundial mejor que las principales
economías.
Reunión en 2009 en Ekaterimburgo, Rusia para debatir por un lado un
sistema de divisas más diversificado, estable y predecible y por el otro, cuáles
serían las perspectivas para fortalecer la colaboración dentro del BRIC.
En 2010 se reunieron en Brasilia, Brasil para debatir sobre diversos
planes de reformas e instituciones financieras internacionales tales como el
Banco Mundial o el Fondo Monetario Internacional, para dar mayor participación
a los países en vías de desarrollo.
El 24 de Diciembre de 2010, Sudáfrica se incorporó a este grupo de
países emergentes, pasando así a denominarse BRICS. En esta reunión
también se habló de temas de política internacional, como la modificación del
actual sistema internacional, mediante el refuerzo del G-20 y la reforma del
Consejo de Seguridad de la ONU para permitir el ingreso de nuevos miembros
permanentes, entre ellos Brasil e India.
Épocas de crisis en los países BRIC
A pesar del futuro prometedor que se predice para los BRICs no hace
mucho tiempo, a finales de los años 90, pasaron por fuertes crisis económicas
tan profundas como la que Europa sufre actualmente.
Rusia sufrió en 1998 una fuerte crisis tanto crediticia como de
devaluación de su divisa que se vio agraviada por la crisis financiera asiática
y que provocó que el estado ruso debiese 40 mil millones de dólares en bonos
nacionales. Esta crisis se llevo por delante la bolsa de Moscú que por entonces
era la bolsa de mayor rendimiento en el mundo haciéndola perder hasta un 80% de
su valor. Esta bajada indujo a las agencias de clasificación internacionales a
bajar el valor de su deuda al más bajo y subió la inflación hasta un 84%.
Muchos bancos cerraron, los alimentos subieron de precio y su acumulación por
el miedo llevó a la escasez, el precio de las importaciones se multiplicaron
por cuatro y millones de personas estuvieron sin cobrar durante meses. Como
resultado el todo el país perdió gran parte de potencial adquisitivo.
Para salir de estar grave crisis que asolaba Rusia el estado tuvo que
subir el precio de las energías que llevó dos años después a dar un excedente
comercial. En la actualidad la riqueza del pueblo ruso reside en dos pilares:
la energía y las materias primas. Y es que Rusia es el mayor exportador de gas
natural, el segundo de petróleo y el tercero de acero y aluminio lo que le
permite crecer a un 7% anual.
La crisis rusa tuvo repercusiones a nivel internacional que llegaron a
otros de los BRICs, Brasil. Provocada por el impago de bonos de Rusia y la
crisis financiera asiática, la evasión de capitales masiva borró la mitad del
valor de mercado de Brasil. Los inversores sacaban más de 2 mil millones
de dólares al día a pesar de la subida del tipo de interés al 50% por
parte del Banco Central, la devaluación de la divisa agravó la evasión de
capitales en lugar de frenarla. La cabeza del banco central dimitió y el FMI,
el Banco Mundial y otros países implantaron un paquete de rescate de 41,5 mil
millones de dólares. El gobierno sacó a flote al real, dando lugar a mejoras
del mercado mundial a medida que los inversores recogían las acciones
brasileñas a precios con descuento. A día de hoy la economía brasileña es la 8ª
mayor del mundo por PIB nominal y una de las mayores economías de más rápido
crecimiento en el mundo, a un 5%.
Otro de los BRICs que pasó no hace mucho por otra crisis económica fue
la India que en 1991 estuvo a punto de declarar la bancarrota. Con una
inflación rozando el 13% las reservas de divisa extranjera descendieron hasta
1.100 millones, una cifra insuficiente para pagar las importaciones. El
gobierno tuvo que comprar oro y ofrecer todas sus reservas del valioso metal
como garantía a los gobiernos extranjeros y al FMI. El FMI le propuso un 2,5
millones de dólares a cambio del que el gobierno se comprometiera a llevar a
cabo profundar reformas económicas.
En la actualidad la economía india ha alcanzado un promedio del
7% de crecimiento desde el 97, capitalizando “su gran y educada población
de habla inglesa para convertirse en un importante exportador de servicios
de tecnología informática y programadores”.
¿Alcanzará la crisis a los países emergentes?
Antes de la llegada de la gran crisis actual se pensaba que los BRICs
eran inmunes a las gripes económicas; ahora en plena crisis muchos apuntan a
constantes recesiones y quizás en el término medio de estas afirmaciones
encontremos el marco más realista. Los países emergentes no podrán aguantar
eternamente las tasas de crecimiento actuales. Pasarán por mejores y peores
momentos, al igual que nuestra complicada situación tampoco será eterna, aunque
durará más de un lustro. Precisamente, el Director General de la OMC, Pascal
Lamy, ha dicho que "el crecimiento económico en Europa será lento durante
los próximos cinco años y desde luego más lento que en otras regiones del
planeta. La cuestión clave es si la ralentización en Europa durará cinco o diez
años".
Faltan décadas para que el estándar de vida de los emergentes se
iguale al del país europeo con la mayor crisis y es que el cuadro
macroeconómico no lo es todo. Hay muchos aspectos que no se tienen en cuenta en
los análisis de los organismos económicos internacionales, que determinan la
calidad de vida de un país: seguridad, no sólo en el empleo, sino ante la falta
de él, y seguridad ciudadana. Europa ha muerto de éxito, porque un continente
con una legislación tan garantista no puede competir con las políticas
laborales que se encuentran en estos países. Recordemos las recientes
revelaciones del New Cork Times sobre los proveedores de Apple en Extremo
Oriente, o los de Zara en Brasil. Los emergentes lo son, en parte, gracias al
“todo vale” que sus Gobiernos conceden a las multinacionales. Ningún país puede
tener estabilidad duradera con los sistemas fiscales de los emergentes.
En diferente medida y con diferente intensidad ya les está afectando
reduciendo su ritmo de crecimiento, si bien sigue siendo envidiable. El caso de
China es paradigmático. Si el modelo se ha basado esencialmente en inversión
exterior, mano de obra barata y exportaciones, la evolución negativa de todos
estos índices puede ocasionar problemas serios, aunque quizás más localizados
en aquellos entornos en los que ese modelo ha predominado, sobre todo en el sur
del país. La alternativa pasa por cambiar el modelo, pero justamente la crisis
ha ralentizado esa transformación, reprogramando parcialmente las prioridades
gubernamentales. La acumulación de factores de crisis eleva las posibilidades
objetivas de que esta llegue a producirse.
Brasil, India, Rusia, China y Sudáfrica tienen en común que disfrutan
de esa etiqueta innovadora y atractiva: emergen y crecen, ¿pero se pueden
sostener? Tienen algo más en común: países enormes, con una población de
proporciones impresionantes. Pero, ¿su crecimiento se deberá traducir en
desarrollo sostenible y sostenido? Rusia y Brasil basan su comparativa ventaja
en materias primas necesarias para los países antes considerados como líderes
incuestionables del “primer mundo”. Sudáfrica e India apenas acaban de salir
del llamado “tercero”. China y Brasil cobijan todavía una población que en su
mayoría viven como si todavía se trataran de esa categoría. China se muestra
como modelo de combinar uno de las más salvajes variantes de capitalismo con
ortodoxia política marxista-maoísta. Rusia e India están infiltradas por
corrupción como sistema de vida. India más que Sudáfrica, deambula zapado por
división de clases brutal, o por barreras raciales poco reconocidas (Brasil), o
apenas superadas (Sudáfrica).
Dicho esto, poco tienen que ver las economías de Brasil, de Rusia, de
India o de China más allá de que en casi todas ellas los salarios son de
miseria, las jornadas laborales propias del siglo XIX por su duración y los
derechos laborales brillan por su ausencia. China es una dictadura comunista
con un sistema capitalista salvaje; y Rusia e India, unas democracias con
serias limitaciones. Únicamente Brasil podría lograr un aprobado en un examen
democrático. A partir de estas reflexiones creo que resulta imposible
pronosticar un crash en los países emergentes. Cuando todas las previsiones han
fallado en los últimos años, parece un ejercicio absurdo recurrir a la bola de
cristal.
El papel de los BRICs en la crisis europea
El debate europeo y español sobre la necesidad de aplicar medidas de
estímulo económico para salir de la crisis está indisociablemente unido al de
su financiación. ¿Quién pagará un nuevo plan de estímulo para que Europa se
recupere? Por sí solos, ni Estados Unidos, ni Alemania ni Francia tienen hoy en
día recursos suficientes como para ayudar. Un nuevo Plan Marshall solamente
podría venir de los llamados BRIC (Brasil, Rusia, India y China), y en
particular del gigante amarillo, China. Ello ha sido objeto de una especial
atención en la cumbre del G-20 celebrada en Cannes a finales del pasado año.
Según las estimaciones más recientes, los BRIC han ido acumulando a lo
largo de los últimos años aproximadamente el 40% de las reservas mundiales de
divisas (unos tres billones de dólares). China se lleva la mayor parte, se
estima que posee un 30% de dichas reservas. La crisis económica tiene mucho que
ver a la hora de explicar este fenómeno puesto que el dinero ya no llama a las
puertas ni de Europa ni de Estados Unidos, y sí que lo está haciendo a las de
los países emergentes. Pero otras causas explican también tal incremento del
ahorro en esta parte del planeta, como la subida de los precios del petróleo y
el gas natural, la “guerra de divisas” entre el yuan y el dólar, y el
extraordinario crecimiento económico que están experimentando estos países.
Algunos autores, como Griffith-Jones y Ocampo (2008), señalan, sin
embargo, que los países emergentes están acumulando más reservas
internacionales de lo que sería deseable para la estabilidad del sistema
financiero internacional. Por ello, estos mismos autores proponen que el
excedente de ahorro que los BRIC están acumulando debería emplearse para
contribuir a la recuperación de las economías del llamado mundo desarrollado.
Por ejemplo, los autores antes citados estiman que con emplear simplemente el
1% de los fondos soberanos con los que cuentan estos países, se podría generar
una nueva herramienta de préstamo equivalente aproximadamente a 70.000 millones
de dólares anuales, que se podría destinar a fines diversos.
En realidad Griffith-Jones y Ocampo se fijan en los fondos soberanos,
que son solamente una porción de las reservas que los BRIC acumulan. Por tanto,
estamos hablando, en la práctica, de muchos más recursos.
En cualquier caso, sobre la base del ahorro acumulado por China y el
resto de los BRIC, se podría articular una Facilidad Financiera Global que
sirviera para estimular el crecimiento en los países desarrollados. Esta
Facilidad Financiera Global se emplearía para activar los sectores más
productivos de las economías de los países desarrollados, sobre todo aquellas
actividades que propiciarían un crecimiento sostenible, equilibrado y
respetuoso con el medio ambiente, como las energías alternativas, la
investigación y el desarrollo, la educación, la sanidad, etc. La facilidad
podría articularse a través de algunas de las instituciones internacionales que
ya existen, como por ejemplo el FMI, aunque probablemente, y teniendo en
cuenta el carácter conservador de la institución, lo más apropiado
sería que fuera independiente de ella. La facilidad podría ser gestionada, por
ejemplo, a través de algún organismo multilateral mucho menos sesgado desde un
punto de vista económico, como podría ser la ONU.
Son muchísimos los beneficios que las economías de los países
desarrollados obtendrían de la aplicación de esta medida, pero sin duda alguna,
las economías emergentes también se verían beneficiadas. En efecto, según los
pronósticos de las instituciones que más de cerca analizan la evolución de los
BRIC, estos países están actualmente sometidos, por un lado, al riesgo del
sobrecalentamiento económico, y por otro, al riesgo de una caída abrupta en la
demanda proveniente de los países desarrollados. Por tanto, la colaboración de
los BRIC con los países desarrollados podría tener el efecto de enfriar de alguna
manera las economías de aquellos, al mismo tiempo que se sostendría la demanda
de los países desarrollados. Ambas trayectorias contribuirían decididamente a
que el crecimiento del planeta fuera mucho más equilibrado. Además de todo
ello, los mercados financieros internacionales verían reducidas las tensiones
que padecen en estos momentos, lo que nos beneficiaría a todos, pero también a
los BRIC, que no tendrían que preocuparse tanto por cubrir el riesgo de un
nuevo cataclismo financiero, su inquietud fundamental en estos momentos.
Los detractores de medidas como las mencionadas anteriormente esgrimen
que el establecimiento de una Facilidad Financiera Global financiada por los
BRIC, y en particular por China, terminaría por alterar los equilibrios geo-políticos
del mundo. Sin embargo, es evidente que esos equilibrios están ya alterados de
manera irremediable desde hace algún tiempo. El mundo va a pasar, está pasando
ya cada vez más por Beijing que por Nueva York o Bruselas. Ello nos plantea
dilemas éticos y políticos de difícil solución: ¿una dictadura rescatando a
algunas de las democracias más antiguas de la historia de la humanidad? Imagino
que la respuesta a esa pregunta es que cuanto más impliquemos a países como
China en la gobernanza mundial, más cerca estaremos de que la democracia se
vaya abriendo camino en esa parte del planeta.
BRICs con vistas al futuro
Se calcula que para el año 2050, los miembros del grupo conocido
como BRIC, es decir, Brasil, Rusia, India y China, serán los nuevos gigantes
económicos del mundo. Algunas de las mentes más prodigiosas de las ciencias
económicas concuerdan en que la transformación ya está en camino. "Ya
estamos viendo la dispersión del poder económico y de la influencia en el
mundo, creo, en su etapa temprana", dice el Nobel de economía Michael
Spence, de la Universidad de Stanford, California, EE.UU: "Debido al
crecimiento de estas economías, ya se les puede ver actuando en la Organización
Mundial del Comercio y en otros lugares de una manera mucho más influyente de
lo que solía ser hace, por ejemplo, 25 o 30 años".
Para el año 2020 el PIB de EE.UU podría ser sólo ligeramente
mayor que el PIB de China. Estos cuatro países juntos podrían sumar más
del 40 % del PIB mundial en 2030. China es el principal exportador mundial
de productos manufacturados y pronto lo será de tecnología. India consigue
sus recursos principalmente por servicios, relacionados básicamente con
software. Brasil basa su economía en la exportación de materias primas
agrícolas y próximamente ocupará una posición de liderazgo en biodiversidad. Rusia
cimenta su desarrollo en la exportación de minerales, fundamentalmente petróleo
y gas natural, la tecnología relacionada con la exportación de estas materias
primas, y en la exportación de tecnología para la construcción de
infraestructura de transporte (trenes, camiones, autobuses y aviones) área en
la cual tiene una amplia trayectoria y reconocimiento mundial, sin olvidar las
telecomunicaciones y lo relativo a satélites.
Los objetivos de esta nueva política BRIC son la consolidación del
multilateralismo en la política mundial, el reforzamiento de la seguridad
estratégica y regional, la profundización de las relaciones en la esfera de la
cooperación estratégica y la articulación de un sistema moderno de seguridad
colectiva. La consecución de dichos objetivos estará íntimamente ligada a un
desarrollo socioeconómico de todos los países, incluyendo América Latina.
Así en conclusión, los BRIC actualmente componen el 42% de
la población mundial, el 15% del PIB global y el 12,8% del volumen
comercial. Vienen generando el 65% del crecimiento global y disponen de
cuantiosas reservas monetarias.
Según el Informe GAF 2012 sobre “Perspectivas Económicas
Mundiales para 2012” desarrollado por IE Business School, la gran mayoría de
los encuestados creen que de estos cuatro países, Brasil es el que cuenta con
mejores perspectivas (40%), seguido de China (39%), India (17%) y Rusia
(5%). En cuanto a EE.UU, la mayoría de los encuestados cree que su
economía se estabilizará en 2012 y en Europa, los países con mejores condiciones
serán Alemania, Reino Unido y Polonia.
Finalmente, siendo los BRIC los responsables o no de ayudarnos a salir
de la crisis, actualmente son los que mejor preparados están y según las
previsiones de los expertos, llegarán a ser los grandes dominantes de la
economía mundial en 2050. Esto es tal que el FMI les ha pedido ayuda a
estos cuatro países para rescatar a la Unión Europea de la crisis en la que
está sumida.
Reflexión
Con la constitución del BRIC como forma de construcción de acuerdos y
coordinación e impulso a la cooperación entre sus integrantes, queda
claro que los países que lo integran, la república Federativa del Brasil, la
Federación de Rusia, la República de la India y la República Popular China, no
están dispuestos a mantenerse como meros espectadores de la crisis
económica mundial. Y aunque han decidido coordinarse y apoyarse para
actuar de manera decidida en el rescate a Europa aportando fondos al FMI no se
debe ver como una acción meramente altruista, ya que estas aportaciones son
necesarias para mantener estable su alto crecimiento.
En un primer momento puede chocar la idea de que los BRICs, habiendo
sido países por momentos explotados por el primer mundo, se lancen a ayudar a
los que en su día se aprovecharon de ellos pero no hay que olvidar que en un
pasado no muy lejano el FMI ayudó a estos países cuando se encontraron en
situaciones de crisis similares a la actual. Estas ayudas fueron debidas al
temor por parte de los países desarrollados a verse perjudicados económicamente;
este es el marco macroeconómico en el que nos encontramos actualmente pero con
los protagonistas intercambiados, los países del primer mundo son ahora los que
pueden perjudicar a los países emergentes. Esto demuestra la aparición de un
nuevo orden internacional donde ambas partes se han vuelto dependientes una de
la otra.
En este sentido, el surgimiento del BRIC y del nuevo orden
internacional reflejan los cambios geoeconómicos y geopolíticos que componen el
mundo de principios del siglo XXI y contribuyen a explicar la naturaleza del
poder capitalista en general, pero no muestran el
colapso, sino sólo su disminución relativa, del poder de los países
desarrollados. Se trata de los primeros esfuerzos y pasos en una configuración
y reorganización del poder mundial de manera más democrática y justa.
Las economías emergentes, entre ellas los BRICs, y en particular
China, se han convertido en actores cada vez más relevantes de la economía
global, elevando su participación en el PIB y en el comercio mundiales, así
como en los flujos financieros de todo tipo, ya sea inversión directa, de
cartera o emisiones de renta fija.
De forma más general, es de esperar que la implicación de las grandes
economías emergentes en la gobernanza mundial se haga desde un planteamiento
constructivo, acorde con la responsabilidad y la madurez institucional que
deben ir asociadas con su mayor peso en la economía global. Esta actitud, que
ya se está evidenciando en algunos ámbitos, no puede sino resultar en una
situación mejor para todos.
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